Hemos llegado puntuales al aeropuerto de Villanubla (Valladolid) con la ilusión de pasar un intenso fin de semana en Bruselas, Brujas y Gante.
El transporte hasta el aeropuerto ha sido gracias a Veronica y Pedro. Algunos ya habían llegado antes y estaban esperando fuera.
Primera desilusión : ¡ vuelo con retraso!
Tenía que salir el vuelo a las ocho y el retraso era, en principio, de 20 minutos (si no recordamos mal) pero poco duró esta pequeña espera, 
Los cálculos que se derivaban de esta información «privilegiada» eran demoledores: si ese vuelo aterrizaba lo antes posible, en el mejor de los casos podríamos despegar ¡a las 22:30 o 23:00! O sea que la llegada a Bélgica iba a ser a la hora de los borrachos…
La espera cada vez ha sido más pesada. A las 23:00 seguíamos en tierra, así que hemos avisado al hotel de que llegaríamos tarde, de madrugada, para asegurarnos de no perder la reserva de la habitación.
Os podéis imaginar la situación: cada vez iban quedando menos horas de «finde en Bruselas» e iban aumentando las de «finde en Villanubla». ¡Para volverse locos!
Al menos, las amenas conversaciones y las risas a cuenta de Ryanair nos han hecho la espera algo más corta.

¡¡Por fin empieza lo bueno!!







