Amanece en Palencia. Y amanece la mañana con nieve, hasta el punto de que hemos llegado a pensar que nos quedaríamos atrapados y sin poder llegar mañana a trabajar.
Al final no ha sido así, aunque desde luego, la nevada ha sido importante, tanto en Palencia como en Valladolid.
Mi padre nos ha acercado, después de comer, a la estación, a coger el tren de las 15:15 (parece que ese número cabalístico nos persigue, jeje). El frío en el andén era de impresión.
Luego, a medida que avanzaba el regional, ibamos disfrutando con las vistas del paisaje nevado.
Valladolid nevado. Ha sido muy bonito. Un frío que, con gusto, ni lo hemos notado, aunque era intenso.
No hemos podido resistirnos a parar en la cafetería Patton ya que, al fin y al cabo, era imperdonable que nos saltáramos nuestra tradición del café después de la comida.