La tarde se presentaba un poco larga y tediosa, así que sin pensárnoslo dos veces, tras tomarnos el café de rigor en el bar de siempre, el de Laurea, hemos cogido el coche y nos hemos acercado al Parador de Benavente, ubicado en el antiguo Castillo de la Mota, en la parte más alta de Benavente, Zamora.
Son numerosísimas las veces que hemos estado en este pueblo y, sin embargo, nunca habíamos entrado en el Parador hasta hoy.

Y precisamente eso es lo que hemos hecho: tomarnos una laarga cerveza mientras hemos conversado, casi tumbados, en el enorme sofá que domina la ventana más grande de la estancia.
El clima de la tarde ha sido inolvidable. Nos encantan las tardes plomizas y de temperatura suave.





