Hoy por la mañana, Pilar estaba convocada a asistir a la formación de la mesa electoral del pueblo en el que está empadronada por cuestiones de diversa naturaleza que no viene al caso explicar aquí.
Este asunto, entre otros, está provocando que tengamos que "disfrutar" de un "weekend tour" de democracia a raudales (para que el lector se haga una idea del kilometraje del asunto, recordemos que el viernes hemos estado en el cumpleaños de Carlos y que tendremos que volver a la ciudad del Carrión para que yo pueda hacer uso y abuso de mi derecho a votar).
Como quiera que había sido nombrada sustituta segunda de la presidencia de la mesa, enseguida hemos sabido que se libraba de "pringar" todo el domingo en tan democrática institución.
Pero claro, el madrugón no nos lo quitaba nadie, con el agravante de que habíamos tenido que desayunar con café descafeinado (satánico bebedizo inventado, sin duda, por algún demente cuya dedicación no le exigía madrugar…).
Eso ha provocado que a las 8 de la mañana ya estuviéramos absolutamente zombis (sobre todo el autor de este artículo).
Como cualquier excusa es buena para acercarse a la bonita ciudad de Benavente, hemos aprovechado a ir a tomar un "cafelito" y visitar alguno de sus parajes mientras charlábamos de nuestros planes futuros.
Entre los lugares visitados, ha estado el Parador, al que hace años que no nos acercábamos y que nos ha parecido incluso más bonito de como lo recordábamos.
Mientras charlábamos de nuestros planes en una cafetería, se ha acercado a nuestra mesa un desgarbado personaje que nos ha preguntado si teníamos entradas para los toros (!?). Luego hemos entendido el por qué de esta, a priori, surrealista pregunta.
Por cierto, dando una vuelta por Benavente, que poco a poco se despertaba de la juerga del sábado mientras se podían ver algunos preparativos para su fiesta grande, el toro enmaromado, al pasar al lado de la fabulosa iglesia de Santa María de Azogue, nos hemos encontrado con una tienda que lucía arriesgados modelos de pantalón vaquero que no nos hemos podido resistir a fotografiar (adviértase la deformidad genital del maniquí).
Tras votar y comer, hemos cogido el coche para volver a la ciudad de Victorio Macho para que yo pudiera votar también.
En el colegio electoral hemos observado que, encima de un armario, había guardados una serie de óleos de curiosa factura, entre los que destacaba un retrato de una mujer que nos recordaba sospechosamente a la vicepresidenta…
Juzguen ustedes mismos.
Vaya! pues también es casualidad !!
Respecto a lo de la vice, pues no creo que fuera publicidad subliminal, salvo para favorecer al PP, porque el cuadro se las traía…
Qué gracia!!
A Alex también le tocó ser sustituto segundo del presidente de la mesa de su colegio electoral!!
Por suerte a pesar de tenerse que comer también el madrugón luego se libró.
Qué casualidades tiene la vida!!
Por cierto, lo del retrato de la vice es cierto que recuerda un montón… sería publicidad subliminal?? je,je.