Tras un día gris, la nieve ha hecho acto de presencia en la ciudad a partir de la puesta de sol.
Por la ventana hemos divisado los primeros copos de nieve, pensando que sería una pequeña nevada que no cuajaría, pero la intensidad de las precipitaciones ha aumentado y hemos visto como, poco a poco, se iba cubriendo el jardín de al lado de nuestra casa de nieve.
Como en los últimos años no parece tan habitual una nevada tan copiosa, hemos salido a la calle con muchas ganas de disfrutar de un manto que, minuto a minuto, iba engrosándose.