Hemos tenido mucha suerte y, por fin, hemos podido conseguir el coche con el que soñábamos: un Ford Mustang.
A partir de ahí todo ha ido sobre ruedas, claro.
Cruzando el Golden Gate, divisando la ciudad del beat desde las calles en las que Steve McQueen dio caza al Dodge Charger, cruzando el enorme bosque de los árboles que sostienen el cielo hasta llegar a la cabaña de madera en la montaña, donde pasaremos la noche.
Hasta mañana.