Si hay algo que se ha mantenido invariable desde que acabamos nuestras carreras universitarias ha sido el constante subir y bajar de sensaciones.
Desde que dejamos atrás la Universidad, nuestra vida ha sido como una montaña rusa, es decir, un conjunto de fuertes subidas, seguidas de inesperadas bajadas.
Ahora que acabamos de volver de uno de los mejores viajes de nuestra vida, no podía ser menos…
Estamos a la espera de que lo que acabamos de saber (y no comentaremos en este blog de momento) no se haga realidad.
De todos modos, hay que ser optimistas. Todavía sigo oyendo esa vocecilla detrás de mi oreja que me dice que no me preocupe…