De nuevo nos toca ponernos a hacer el equipaje.
No podemos negarlo. Hacer las maletas es una de las actividades más pesadas y aburridas aunque, obviamente, con un trasfondo emocionante que nos tiene con esa comezón (o «remusguillo», como decimos por aquí) sobre el éxito o fracaso del viaje.
De entrada, y aunque parezca increíble y alguno crea que somos unos mentirosos compulsivos, a esta hora todavía no tenemos reservado ningún alojamiento, más que para la primera noche. eso sí, al menos tenemos coche; y con el coche somos capaces de cualquier cosa.
Esta tarde tendremos que hacer malavarismos con el tiempo disponible hasta la hora de coger el taxi hacia la estación, y hacer el equipaje mientras acabamos de perfilar el plan del viaje y hacemos las pertinentes reservas.
Aunque esta situación no es, ni de lejos, la ideal, tampoco podemos esconder que, en cierto modo, nos gusta.
Además, hace ya tiempo que asumimos que lo nuestro es estar siempre a la carrera, por lo que no nos agobiamos en exceso ni nos desanimamos.
Esa forma de ser ha condicionado también nuestra forma de «organizar» los viajes.
Así, la tendencia nos ha llevado a ser cada vez más atrevidos, dejando para el final cuestiones que la mayor parte de la gente planea con varios meses de antelación (como ejemplo, conviene recordar que ¡el vuelo ¡o hemos comprado esta semana!).
Pero que no se diga que somos descuidados. Al contrario.
Cada vez somos más «profesionales», y cada uno de nosotros sabemos mejor lo que tenemos que hacer. El trabajo está tácitamente repartido.
Lo que sucede es que la vida es la mayor de las aventuras y, claro, nos obliga a hacer carambolas para salirnos con la nuestra.
Y es que, lo que no juega de nuestra parte son los elementos, algo que muchas veces se pone en contra, como supo bien Felipe II tras la derrota de su Armada Invencible.
Esta mañana ha sido muy muy tensa (quizás más aún que cuando fuimos a Escandinavia) debido a problemas de última hora, papeles que no están firmados…en resumen, abusos de poder que, como sabéis, nos ha tocado sufrir últimamente.
Pero vamos a dar el paso arriesgándonos a tener problemas en el futuro, muy a nuestro pesar.
Es un poco locura, pero estamos hartos de esperar a que todo sea legal, mientras otros abusan de su posición.
Vamos a seguir viviendo al día.
Carpe diem.