El domingo no quise creerlo, pero ayer, al fin, me levanté con la garganta hecha una mierda, así que he empezado a tirar de antibióticos.
Hoy me he levantado exactamente igual de mal, así que hemos decidido que era mejor que me quedara en casa.
Ahora parece que estoy mejorando deprisa.
He aprovechado la mañana a ordenar nuestra enorme colección de películas y, de paso, a grabar algunos DVDs.