Tras un tercio de vida recorrido, es cuando llega el momento de parar, coger aire y mirar atrás.
La conclusión de este tramo es clara: la vida no es un destino, sino un viaje.
El destino está preestablecido, pero no el viaje.
¿Cómo viajas? ¿con quién viajas? ¿qué equipaje llevas? ¿qué souvenirs acumulas? ¿qué personas conoces? ¿qué recuerdos atesoras?
Esas preguntas deberían tener orgullosa respuesta por parte de cada uno. Por desgracia, muchos todavía se obcecan en querer llegar pronto a destino.
¡ Disfruta del viaje !
¡ No hay billete de vuelta !