Desde hace unos días, nuestra planificación del verano ha quedado paralizada.
No tenemos plan alguno para agosto. No sabemos lo que queremos hacer y, lo que es peor, parece como si no tuviéramos ganas de hacer nada.
Quizás todo este asunto del coche nuevo ha trastocado nuestra mente.
Además, el euro está muy depreciado, lo que significa que cualquier desembolso se ha convertido en un pequeño o gran lujo.
Y por si todo esto fuera poco, los billetes de avión también están imposibles, y no alcanzamos a saber por qué.