Acabamos de enterarnos, leyendo El Economista, de esta curiosa noticia que deja más en evidencia (sí, un poco más todavía) a la inefable Sociedad General de Autores SGAE.
Si la tuna te da serenata, la SGAE pasará el platillo
Javier Romera / Antonio Lorenzo
«Clavelitos, clavelitos, clavelitos de mi corazón… Yo te traigo clavelitos a los inspectores de la SGAE». Sí, ha leído bien. No es ninguna broma. Si la tuna le da serenata, mire a su alrededor. Justo detrás, escondido en algún lugar, puede haber algún representante de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE), ávido de hacer caja.
«Van a hundir a las tunas. Nuestras actuaciones no tienen ánimo de lucro y el pago que nos están exigiendo provoca que perdamos mucho dinero», explica Joseba Molina, presidente del Consejo Nacional de Tunas Universitarias de España, ante la nueva amenaza de este colectivo.
Hasta 30 números
Cada año se celebran en nuestro país alrededor de 20 a 30 certámenes de tunas de distintas facultades y, según denuncian, algunos de sus miembros «nos han empezado a reclamar el repertorio de nuestras actuaciones para llevarse su parte, en muchos casos aunque ni siquiera cobremos por la entrada».
Molina explica, por ejemplo, que «en la Universidad de Deusto, en Bilbao, cuando se ha organizado un certamen de tunas, cobramos entrada, pero no con ánimo de lucro, sino tan sólo para sufragar el viaje y el alojamiento de los participantes, con lo que si la SGAE nos cobra por la representación en el teatro, acabamos perdiendo dinero».
En su opinión, la ambición recaudadora de la sociedad gestora de derechos es tal, «que van a acabar exigiendo el pago a la gente que toca el acordeón o la guitarra en el metro para poder vivir». Y es que a la entidad que preside Teddy Bautista, todo eso parece importarle más bien poco cuando hay dinero de por medio. Si cobra por festivales solidarios, las bodas, bautizos y comuniones, ¿cómo no va a cobrar a las tunas?
Obras protegidas
La SGAE ha mantenido siempre que tiene que cobrar por las obras que están protegidas por los derechos de autor, por lo que si las tunas interpretan una obra popular de carácter anónimo, en principio no habría ningún problema. Pero si cantan, en cambio, una adaptación de otro autor, deben pasar por caja.
Lo curioso, sin embargo, es que el pago no se hace en otros certámenes. Parece ir por barrios. Distintos miembros de tunas de magisterio en Burgos y Segovia mantienen así que «aunque sabemos que hay otros compañeros que sí que están teniendo problemas con la SGAE, a nosotros nunca nos han cobrado nada». La razón, según explican fuentes próximas a la organización, estaría en que los inspectores trabajan a comisión y no todos intentan recaudar en los mismos sitios, aunque eso genere un despropósito legal.
Las tunas, en cualquier caso, son tan sólo una más de las tradiciones españolas que pueden estar en peligro por culpa de la SGAE. Este verano la entidad puso en pie de guerra a pueblos enteros después de que pretendiera recaudar en representaciones populares de obras teatrales, como Fuenteovejuna, El Alcalde de Zalamea o El Caballero de Olmedo. Y nadie puede escapar.
Actualización del 19 de noviembre
El artículo de El Economista ha generado algunas reacciones en otros medios de comunicación, que se han hecho eco de la noticia, comentando algunos aspectos e incluso hablando con los implicados en televisión. También, una entrevista al actual presidente de la Asociación Nacional de Tunas, el insigne Canario.
En este otro artículo se comentan las palabras del Canario. Incluso se citan palabras que El Canario dijo off the record…