Al igual que Ámsterdam y Estocolmo, entre otras, Brujas es conocida como la "Venecia del norte" debido a la gran cantidad de canales que atraviesan la ciudad, y a la belleza de los mismos.
Si eres aficionado a la bebida de Odin, no debes perderte las cervecerías de Brujas (y de toda Bélgica), que sorprenden siempre con la enorme variedad que ofrecen. Además, los precios no son altos.
Como nosotros si somos aficionados a la cerveza, hemos entrado en una tienda situada al lado del canal y hemos comprado unos botellines que hemos ido bebiendo por la calle (y que lucimos en alguna foto). Suponemos que no debía de estar prohibido beber por la calle…
Quizás la euforia de estar en esas calles tan encantadoras, o la compañía de personas tan estupendas como Javi y Silvia, mezclado con el efecto de las cervezas, nos han conducido a hacer algunas marcialadas.
Y es que Brujas es una fabulosa ciudad que nos ha encantado por lo coqueta que es. Un inolvidable rincón de Europa en el que, sin duda, hemos pasado unos buenos ratos
Por lo visto, allí también se celebra un Cactus Rock.
Por fin, tras zigzaguear por las preciosas calles de Brujas, llegamos hasta la plaza del Burg, donde se encuentra el Ayuntamiento, uno de los más antiguos de Bélgica. La plaza se encuentra cerrada por edificios bajos con tejados en escalera que conforman un marco espectacular.
El Ayuntamiento es un precioso edificio del gótico flamígero, que se empezó a construir en el siglo XV. Desde la plaza Mark, y por una pequeña callecita, podreis acceder a esta magnífica y animada plaza, donde además del Ayuntamiento, se encuentra el Palacio de Justicia, la Basilica de la Santa Sangre y la Probostia.
La Basílica de la Santa Sangre es famosa no solo por su fantástico interior y sus tapices, sino también porque es allí donde podemos observar lo que, según la leyenda, es una reliquia de la sangre de Jesucristo.
Por último pasamos por la iglesia de Nuestra Señora y visitamos la escultura de mármol de la Madonna de Brujas, de Michelangelo, aunque a penas tuvimos tiempo de parar, porque nos quedaban pocos minutos para que saliera el tren hacia Gante, nuestro siguiente destino.
En resumen, Brujas, nos ha parecido una ciudad encantada, de esas que uno solo veía en las antiguas películas de caballeros y princesas, un lugar para perderse entre los canales y la edificación, sus cafés y la gente, la plaza central. Un gran lugar para visitar, donde los canales, los molinos, el ambiente tan especial de una ciudad pequeña en que las campanadas de las iglesias resuenan por toda la ciudad te hace sentirte como en un sueño.