Tras la noche toledana que hemos vivido hace unas pocas horas, nos hemos levantado con más ánimo que ojeras para visitar Brujas y, según los planes de alguno de los amigos del grupo, que controlan más, también Gante, que según dicen, se trata de un destino muy interesante.
De momento y para cargar las pilas, nos hemos metido entre pecho y espalda un desayuno pantagruélico en el bufet del hotel. Tomarse un cubo de café y un desayuno triple lleno de cosas grasientas no sabemos si servirá de ayuda, pero nos apetecía.
Hemos salido hacia la estación de trenes de Bruselas, que además nos pillaba relativamente cerca del hotel, y hemos tenido un viaje muy divertido haciendo «marcialadas» en el vagón mientras alguien ponía divertidos politonos del móvil a todo trapo.
Momento friki: una señora iba con los pies descalzos en el tren y olía a queso mogollón.