Ayer por la noche vimos la que quizás sea la mejor y más famosa película sobre el mundo del beisbol.
"El Mejor" ("The Natural", 1984) es una de esas películas épicas sobre el mundo del deporte que resultan inolvidables.
Desde el primer minuto hasta el último, el argumento te mantiene en vilo.
Sinopsis
Roy Hobbs (Robert Redford), un prometedor jugador de beisbol de 19 años que ha vivido toda su vida en el campo con su familia y que parece tener un don natural para este deporte, decide presentarse a una prueba de selección para ser fichado por los Cubs de Chicago.
En el camino en tren hasta Chicago conoce a algunas cuantas personas relacionadas con el mundo del beisbol que pueden presumir más de fama y dinero que de modales.
Entre ellos se encuentra con Max Mercy (Robert Duvall), un avispado periodista.
Ya en Chicago, es víctima de un oscuro asunto que le mantiene alejado del mundo del deporte hasta que 16 años después reaparece gracias a un contrato con los Knights de Nueva York.
A partir de ese momento se entremezclarán varias líneas argumentales: el esfuerzo de Hobbs por ser tenido en cuenta en el equipo, la investigación del periodista Mercy para conseguir recordar de qué le conoce, los intereses contrapuestos de un corrupto juez y la relación con la guapa Memo Paris (Kim Basinger) y con su ex novia de la juventud, Iris Gaines (Glenn Close).
Un clásico del cine deportivo
Se trata de una adaptacion libre de una novela de Bernard Malamud que supone una parábola sobre el culto al éxito en la sociedad americana.
Más que una película, es ya un clásico y algunas de sus escenas o partes de la trama han sido y siguen siendo copiadas en casi todas las películas relativas al mundo del deporte (incluso hay un capítulo de Los Simpson que prácticamente copia la película).
Barry Levinson dirige esta película de difícil clasificación, siendo a la vez un drama en el que el deporte, la superación personal, los sueños, el destino y la tragedia se dan de la mano en una historia que está muy bien contada.
Notables interpretaciones
Las interpretaciones son geniales, los personajes son interesantes y la historia es bastante atractiva como para mantenernos atentos en todo momento, a pesar de algunos puntos oscuros, como el de un Redford muy maduro haciendo de un chico de 19 años o el papel de Michael Madsen, tan absurdo como prescindible.
El argumento es algo más complejo de lo que cabe esperar en una película deportiva que, desde luego, está muy por encima de las de su género.
Épicas escenas a cámara lenta
Pero lo que ha hecho inolvidable esta película es su genial puesta en escena, con efectos que se han quedado en la retina de los que la hemos visto como las épicas escenas a cámara lenta, la banda sonora a cargo de Randy Newman, la nostálgica fotografía en tonos pastel…
Una película legendaria para un deporte como el beisbol que, no olvidemos que es el deporte nacional estadounidense.
En fin, una película que no hay que perderse.