CineUNA PÉRDIDA DE TIEMPO

UNA PÉRDIDA DE TIEMPO

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Seguimos viendo películas de argumento inusual.

Ayer por la noche elegimos ver «In Time» (2011), un film que quise ver en el cine, en su estreno, pero salió de la cartelera demasiado deprisa para que yo reaccionara.

Cartel de "In Time" (2011)El planteamiento inicial es impresionante: la dualidad tiempo/dinero. Precisamente una realidad de la que siempre me gusta conversar.

No malgastes tu tiempo

Esa podría ser la frase que resume todo el argumento.

Sinopsis

Ambientada en un futuro distópico, la película nos cuenta cómo el ser humano ha encontrado una fórmula contra el envejecimiento y cómo, para evitar la superpoblación, todas las personas nacen con un reloj genético que se activa al cumplir los veinte años y que dura un solo año, tras el cuál se muere, salvo que se consiga más tiempo, la moneda de cambio del futuro.

Para ello, todos los bienes y servicios tienen un coste expresado en tiempo (y no en dinero).

Will Salas (Justin Timberlake), un joven obrero, consigue, gracias a un generoso hombre al que salva la vida, una inmensa cantidad de tiempo. Por ello, Salas será perseguido por unos policías conocidos como «los guardianes del tiempo».

Justin Timberlake en "In Time" (2011)

En su huida Will tomará una rehén (Amanda Seyfried), una joven de una familia adinerada.

Amanda Seyfried en "In Time" (2011)

Un film entretenido y algo innovador

Si nos atenemos exclusivamente a lo que puede verse en los 109 minutos de película, podemos decir que estamos ante un entretenido film, más interesante e innovador que la mayoría de adocenados productos hollywoodienses que saturan las carteleras.

Eso sí, tampoco estamos diciendo que sea la película del año. De hecho, a un comienzo bastante singular e impactante, el guión deviene lenta pero progresivamente en un producto de consumo en toda regla.

Con estética a lo Matrix, nos encontramos a una especie de Logan y compañía, que acaban convirtiéndose en los Bonnie y Clyde de la nueva generación post apocalíptica.

Pues sí, el planteamiento del film está a medio camino entre una obra de Philip K. Dick y «La fuga de Logan«.

Cillian Murphy en "In Time" (2011)

Pues bien, ese es nuestro análisis si nos limitamos a ser meros espectadores sin demasiado criterio.

Imaginería izquierdista rancia y manida

Lo preocupante es lo que el director, jugando con su propia ignorancia, parece querer contarnos más allá de una aventurita de persecución de los Bonnie y Clyde del siglo XXI.

Detrás de una estética de ghetto nazi, al estilo del de Cracovia, a la que ya empezamos a estar cansados de que se acuda tan a menudo en el cine actual, se esconde todo un argumentario izquierdista que demuestra, como siempre, la ignorancia más absoluta de la teoría económica básica. Estamos ante los típicos y manidos postulados progres juveniles.

Sin ningún rubor por parte de los productores el espectador asiste a un desfile de descerebrados mensajes marxistas: los ricos pueden vivir para siempre, pero los demás tendrán que negociar cada minuto de vida, y los pobres mueren jóvenes.

Amanda Seyfried en "In Time" (2011)

Más estética manida: futuro frío y gris; ciudades desangeladas de cemento; vigilantes con indumentaria de cuero de ámplios cuellos.

Pero eso no es todo. Quizás lo más lamentable del planteamiento, insisto, si lo analizamos desde la óptica de la teoría económica, es que se señala a una oscura y fría corporación monopolística (tal vez estatal) como responsable de los vaivenes del mercado de tiempo; responsable de que los precios siempre suban y el equilibrio de la humanidad dependa de que siempre muera gente. De nuevo, una visión izquierdista, profundamente confusa y llena de estereotipos radicalmente falsos, como ya lo fue la teoría de Malthus.

Pero ya se sabe: lo revolucionario y juvenil que se opone a lo establecido siempre vende más (sobre todo si la lucha la encabezan chicos tan monos como los protagonistas).

Amanda Seyfried en "In Time" (2011)

Fabulosos coches

Pero, más allá de todas nuestras críticas, hay un elemento de la película con el que he disfrutado como un enano. Se trata de los coches.

Los agentes del tiempo conducen unos preciosos y super tuneados Dodge Challenger. Algunos son originales de 1970 y otros son la reedición moderna.

Dodge Challenger de 1971 en "In Time" (2011)

Dodge Challenger de 1971 en "In Time" (2011)

Pero quizás el coche más sorprendente que desfila por la pantalla es un impresionante Lincoln Continental de 1961, tuneado para darle un aire retro futurista.

Lincoln Continental de 1961 en "In Time" (2011)

Producto ideal para seguidores del «Ocupa Wall Street«

En resumen, el director ha diseñado toda una absurda teoría económica deprimente que llena los cerebros de los ignorantes e impulsivos posadolescentes para empujarles a algaradas puramente estéticas y carentes de base racional como «Occupy Wall Street«.

"In Time". Se acabó tu tiempo

 

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Javi A.
Javi A.
Nos gusta viajar, el cine y la música. O sea, como todo el mundo... ¿o no?

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