Hace unos meses pude hacerme con el primer trabajo en solitario de Eddie Vedder, cantante y líder de PEARL JAM, unas de las bandas de rock abanderadas del conocido como grunge o «sonido Seattle» del que tantas veces hemos hablado aquí.
El disco se titula «Into The Wild» y, como pude leer en internet, se trata de un trabajo discográfico compuesto por muchos de los temas del cantante y compositor de Seattle que se incluyeron en la banda sonora de la película del mismo título.
Apenas leí unas pocas líneas de la sinopsis de la película, me atrapó completamente, por lo que la conseguí inmediatamente, aunque en realidad, ha sido tras algunos meses acumulando polvo en la estantería, cuando por fin, ayer por la noche, nos animamos a ver «Hacia Rutas Salvajes» («Into The Wild«, 2007), un maravilloso espectáculo visual basado en la historia de un joven que abandona todo lo que tiene para irse a vivir el solo, enfrentándose a la naturaleza salvaje de Alaska.
Se trata de la versión cinematográfica del bestseller del mismo nombre escrito por Jon Krakauer en 1996.
De ritmo lento pero intrigante, la película transcurre a base de flashbacks y flashforwards en los que se van intercalando partes de su viaje y de su pasado.
Sinopsis
Narra la historia de Christopher McCandless, un joven norteamericano que, en 1990, tras acabar sus estudios universitarios, decidió alejarse de la sociedad y convertirse en errante. Donó a una organización altruista los 24.000 dólares ahorrados para costearse sus estudios de doctorado en Derecho, quemó el dinero que había en sus bolsillos y se fue hacia el norte caminando y haciendo autostop.
McCandless afirmaba que no se necesita un título universitario, pues el estudio y el conocimiento tienen valía por sí mismos. Aseguraba que “El éxito profesional es un invento del siglo XX”.
El protagonista emprendió el viaje bajo el pseudónimo de “Alexander Supertramp”. Este extraño gurú sostenía que el hombre sólo puede conocerse a sí mismo al estar en su estado más natural. Para él, una vida estable es el veneno más poderoso para terminar con el espíritu aventurero del ser humano que es la esencia del alma. Ello le llevó a la búsqueda de nuevas experiencias.
Tras atravesar California, Oregon y Dakota de Sur, entre otros muchos lugares, en un viaje que le llevó algo más de dos años, sintió el impulso de vivir solo en contacto con la naturaleza, por lo que decidió irse a Alaska, donde un viejo autobús que encontró abandonado le sirvió de refugio.
Con un rifle de caza y libros sobre plantas silvestres comestibles, vivió durante semanas alejado de toda civilización, sin compañía humana y sin utensilios básicos para cazar.
— Spoiler. A partir de aquí se desvelan detalles del film —
Una vez asentado en «lo salvaje», empieza a vivir su vida «plenamente» según sus propias normas basadas en una manera de pensar alejada de las guerras, de la tecnologia, del dinero, del materialismo de la sociedad, sin disponer de nada más que de sí mismo y sus capacidades.
Tras una temporada, decide emprender su regreso, pero se da cuenta de que lo que antes era un pequeño riachuelo que necesitaba cruzar para volver a casa, se había convertido en un gigantesco río turbulento, frío e impenetrable, por lo que decide volver a su «campamento base».
Unos días después se queda sin más provisiones, y decide salir a cazar para poder comer.
¿Te gustaría conocer la ciudad de Seattle con la compañía de un local?
Al no ser un experto superviviente, pierde la presa (un alce) que había conseguido cazar por culpa de la putrefacción, los gusanos, las moscas, y más tarde, los lobos hambrientos.
Esto realmente le afecta mucho a un Christopher que acababa de matar un animal y ni siquiera se lo puede comer, algo inconcebible, segun su propia ideología.
Hambriento y desesperado decide empezar a recolectar pequeños frutos de plantas que yacían en su nuevo lugar de residencia. Sin darse cuenta come un fruto venenoso pensando que era comestible. Ese fruto le provoca una parálisis y finalmente la muerte.
Christopher termina muriendo de hambre y frío dentro del autobús.
En sus últimas horas, recuerda a sus seres queridos, las relaciones humanas que le fueron «formando como persona», y es aquí donde descubrimos la conclusion a la que llega minutos antes de perecer, «la felicidad solo es real cuando es compartida».
Al final de la película puede verse una foto encontrada en el carrete sin revelar, en el autobús de Alaska, en la que aparece el verdadero Christopher McCandless sonriendo junto a su «nueva casa», demostrando que ésta fue una historia verídica.
En su lecho de muerte, Alexander Supertramp escribió en su diario que ese era su último viaje y que “La felicidad sólo es real cuando es compartida”, una reflexión a la que llegó tras leer “Felicidad Familiar” de Leon Tolstoi, lo que hace pensar que quizás McCandlees pensaba volver a casa con su familia y perdonar el hecho de que su padre, que tanto promulgaba los valores, fuera bígamo, y que Chris en realidad fuera un hijo bastardo; algo que McCandless supo poco antes de entrar a la Universidad.
La necesidad de nuevas experiencias
Alexander Supertramp es el ejemplo de la necesidad que tiene el hombre de nuevas experiencias, de ir más allá de sus horizontes, de inventar, de inventarse, de expandirse en el terreno físico pero también en el terreno ideológico y espiritual; es la necesidad que todos tenemos de descubrir nuevos territorios y nuevas experiencias…necesidad que en muchas personas ya está muerta porque se han adaptado a la comodidad de la vida cotidiana.
Alexander Supertramp
Creo que Alexander Supertramp era mucho más que un simple hippie, era una persona brillante y atrevida, quizás también un poco ingenua, un tipo con ideas y valores que se ganó la inmortalidad a costa de su propia vida.
Muchos pensarán que se trató de un vagabundo ignorante que murió por su fanatismo, pero no cabe duda de que vivió su vida justo como quiso vivirla y sus escritos e ideas han trascendido más allá de su muerte ¿cuántos pueden decir eso?
Independientemente de que este tipo de cine pueda o no gustarte, creemos que es una gran oportunidad de disfrutar de un espectáculo visual sobra la salvaje naturaleza de Estados Unidos, de la diversidad de climas, parajes y ambientes.