Ayer por la noche vimos otra de esas películas de las que no sabíamos nada.
«Lucy» (2014), es una película protagonizada por la sensual Scarlett Johansson.
Lucy, una joven estadounidense que reside en Taiwan, es engañada por su novio para que entregue en su nombre un maletín.
Se suponía que iba a ser un trabajo fácil. Pero detrás del encargo se encuentra una poderosa mafia coreana que pretende traficar con una nueva droga sintética.
A Lucy y a otros tres desconocidos, se les introduce en su abdomen una bolsa con dicha droga, obligándoles a hacer de «mulas» en el mercado Europeo. Pero Lucy es golpeada por uno de sus captores y la bolsa con droga se rompe dentro de su cuerpo, exparciéndose parte de su contenido y provocando una serie de extraños efectos.
Desde que la vi en el listado de películas disponibles en el avión de vuelta del último viaje a Japón, la he tenido entre las películas que quería ver.
El no saber nada sobre su argumento antes de verla ha sido, de nuevo, un acierto.
Pero más aún, desconocer quién la había dirigido: el genial Luc Besson.
Intensa, excesiva, pretenciosa… todo lo que define a este film es prácticamente todo lo que define a la gran mayoría de la filmografía de Besson.
El genial realizador francés nos ofrece otra vuelta de tuerca al cine de acción e intriga con su particular visión de la ciencia ficción a la que ya nos tiene acostumbrados.
En este caso, el argumento especula con las capacidades ocultas del cerebro humano.
Otra de esas película recomendables para quienes gustan de un cine diferente y de calidad.