Ayer por la noche acabamos de ver «Malditos Bastardos».
«Malditos Bastardos» («Inglourious Basterds«, 2009) es otra de las decerebradas creaciones de Quentin Tarantino.
La película, como si de un western se tratara, comienza con el tema principal de la legendaria «Sólo ante el peligro«.
Sinopsis
Estamos en plena Segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación alemana de Francia, Shosanna Dreyfus (encarnada por la atractiva actriz de nariz perfecta, Mélanie Laurent) presencia la ejecución de su familia a manos del coronel nazi Hans Landa (caracterizado por Christoph Waltz y cuya personalidad parece tomada del célebre Reinhard Heydrich). Shosanna consigue escapar y huye a París, donde se construye una nueva identidad como dueña y directora de un cine.
En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine, alias «Aldo el Apache» (Brad Pitt), dirige a un grupo de soldados judíos cuya misión es tomar represalias contra objetivos nazis concretos mediante técnicas muy poco ortodoxas.
Conocidos por el enemigo como «los bastardos«, los hombres de Raine se unen a la actriz alemana Bridget Von Hammersmark (encarnada por la atractiva Diane Kruger), una agente doble que trabaja para los aliados, con el fin de llevar a cabo una misión para acabar con los líderes del Tercer Reich.
El destino quiere que todos confluyan en el cine en el que Shosanna planea vengarse…
Matar a Hitler
¿Quién no ha deseado alguna vez haber podido acabar con Hitler? esa es la pregunta de fácil respuesta que se hace Tarantino en esta película.
De nuevo estamos ante otra película de clara factura tarantinesca: largas escenas de conversación, humor negro y un guión que acaba como el rosario de la aurora.
Según el propio Tarantino comentó, este guión está basado en el film de Enzo G. Castellari de 1978 llamado «Quel maledetto treno blindato» (cuyo título en inglés es precisamente «Inglourious Bastards«) aunque, en realidad, no se trata de un remake del mismo.
Un gran reparto
Como en la mayoría de las películas de Tarantino, el reparto es uno de los puntos fuertes.
En «Malditos Bastardos» la cara visible es Brad Pitt (como ya lo fueran John Travolta en «Pulp Fiction«, Uma Thurman en «Kill Bill«, Pam Grier en «Jackie Brown» o Kurt Russell en «Death Proof«) pero, al igual que en la mayor parte de su filmografía, descubrimos nuevas estrellas gracias a su visión para reclutar caras nuevas, o no muy conocidas (como ya sucediera con Samuel L. Jackson o Ving Rhames en «Pulp Fiction«, por ejemplo).
Así, en el reparto aparecen dos nuevas caras que acaban dejando en un segundo plano a Brad Pitt.
En primer lugar, y sin género de duda, Christoph Waltz, en una interpretación magnífica del coronel nazi Hans Landa, que ensombrece a las demás. Pero también Mélanie Laurent, en el profundo papel de Shosanna, la parte más seria y sensible de esta descerebrada cinta.
El detalle más surrealista del reparto lo encontramos en el irreconocible Mike Myers desarrollando otro de sus estrafalarios personajes.
El papel de Hitler raya lo ridículo (obviamente, algo buscado por el director) e incluso se advierte cierta indirecta sobre la tendencia sexual de Goebbels…
Un estilo a lo spaghetti western
El estilo de la cinta es semejante al cine spaghetti western, mezclado con una influencia del cine bélico italiano de la década de 1960. De hecho, la idea del guión comenzó como una película del oeste y evolucionó luego a una versión de la Segunda Guerra Mundial de Il Buono, Il Brutto, Il Cattivo.
La película recibió severas críticas por trivializar la Segunda Guerra Mundial y el sensible tema del exterminio judío por los nazis, pero pensamos que se trata de una evidente exageración y una injusta crítica hacia una película que lo único que busca es entretener y, como dijo Tarantino en alguna entrevista, poder soñar con la posibilidad de acabar con Hitler, aunque sea solo en la gran pantalla.
Apartado técnico
En cuanto al tema técnico, destaca la fotografía, los escenarios y, por supuesto, la banda sonora, en la que el director se toma la libertad de incluir algunos temas claramente anacrónicos.
Por último, conviene anotar que la película es de muy largo metraje (alrededor de 3 horas) por lo que hemos tenido que verla en dos sesiones.
En resumen, película indicada para todos los amantes de las «pelis de nazis» (y, por supuesto, para los fans de Brad Pitt, aunque no sea éste su mejor papel ni de lejos).