Hace muchos meses que quería ver esta película, pero me resultaba muy difícil encontrarla.
Tras una profunda búsqueda, al fin, hace unos días, pudimos conseguir «A Quemarropa» («Point Blank«, 1967), y ayer por la noche decidimos verla.
Walker (Lee Marvin) es un criminal traicionado por otros miembros de la banda a la que pertenece, justo antes de repartir un botín, decerrajándole varios tiros a quemarropa y dándole por muerto en la isla de Alcatraz.
Pero Walker no está muerto y, tras meses recuperándose de las heridas, físicas y morales, se lanza a la búsqueda de su dinero, persiguiendo a cada uno de los compañeros que le traicionaron.
En sí, el argumento no encierra muchos más detalles. Y es que, «A Quemarropa«, basada en la novela «The Hunter«, escrita por Donald E. Westlake, es una de las grandes películas del cine negro que cuenta una historia sencilla y llena de violencia, envuelta en una atmósfera muy propia del cine de la época, en la que se mezcla la psicodelia, el expresionismo de algunas escenas, y los encuadres de cámara más pop.
Este argumento fue la base para la película «Payback«, que no es ni más ni menos que un remake de este film, aunque con el aderezo de algunos toques de humor negro.
Lee Marvin es el encargado de dar vida al protagonista. Puede decirse que era el actor perfecto, pues no recordamos (con el permiso de Clint Eastwood) a otro actor de la época de aspecto tan duro como éste. Pero se trata de un tipo duro que también sufre. Así, a lo largo del film, se muestra una sucesión de recuerdos de Walker, como reflejo de lo dolorosa que fue la traición de su banda, especialmente por parte de su pareja, Chris (Angie Dickinson). Este es uno de los aspectos más innovadores del film, pues en esa época, los protagonistas de los films de acción solían tener una personalidad bastante plana e irreal.
La ambientación de la película está muy al gusto de la época, incluyendo escenas expresionistas, juegos de cámara, interiores con espejos y claroscuros, e incluso algunos toques de psicodelia que recuerdan a las primeras entregas de la saga de James Bond o a la magnífica «Arabesco«.
El director quiso ahondar en el carácter psicológico del desquiciado personaje, que a cada momento vuelve a recordar escenas del pasado con la banda, previas a ser traicionado.
Todo ello nos ha recordado otros dos clásicos de la época: «Bullitt» y «Harry el sucio«.
De hecho, las primeras escenas de la película están rodadas en la maravillosa ciudad de San Francisco (aunque la mayor parte del film está rodado en Los Angeles), una de las localizaciones más populares de los rodajes de la época, y otro elemento que comparte con «Bullitt» y «Harry el sucio«.
Pero, a diferencia de esos otros dos clásicos, se echa de menos que la banda sonora no corriera a cargo de Lalo Schifrin, aunque el trabajo de Johnny Mandel es bastante decente.
El comienzo es espectacular y aunque luego va perdiendo algo de ritmo, la escasa duración consigue mantener el interés.
Estamos seguros de que esta película, que es al cine como los trajes de Armani a la ropa, gana calidad con cada visionado.
Película de cine negro, de finales de los ’60, y rodada en San Francisco (una ciudad de la que nos confesamos profundamente enamorados) son suficientes elementos para que merezca la pena ser vista.
En definitiva, se trata de un buen film de cine negro, precursor de numerosas películas del género, e influencia clara de otras muchas películas sobre el mundo del hampa, como son las primeras películas de Tarantino.
Por cierto, si queréis visitarlo, el Huntley Hotel está situado en el 1.111 de la 2nd Street, en Santa Monica (California).
Un curiosidad: en mi juventud, cuando no dominaba el léxico criminal en absoluto, pensé que «Quemarropa» se refería a un pueblo del sur de California, por lo que creí que la película narraba la huida de un perseguido hacia «Quemarropa«.