Ayer por la noche asistimos al estreno de la segunda película de «Sexo en Nueva York» («Sex and the City 2«, 2010).
Críticas muy destructivas
Las destructivas críticas de la película nos predisponían a ver un verdadero bodrio.
Temíamos que Nueva York quedara reducida a unas pocas escenas del comienzo de la película.
Todo el glamour de la serie y de la primera película
Pero en los primeros cinco minutos de película, todas nuestra dudas quedaron despejadas y todos nuestros prejuicios desaparecieron.
Esta segunda entrega cinematográfica de las cuatro amigas neoyokinas mantiene todo el humor y el glamour (a falta de un término más español) de la serie y, sobre todo, de la primera película, estrenada hace ahora dos años.
Además, para los amantes de la Gran Manzana, no hay nada que temer. A pesar de que en la publicidad se dice que las chicas viajan a Abu Dhabi, lo cierto es que ese viaje es solo anecdótico y no supone un cambio radical respecto a la línea habitual de la serie.
Nostalgia y alguna sorpresa
Todavía recordamos esa primera parte, que comenzaba con la presentación de las cuatro amigas como cuatro mujeres que, muchos años atrás, habían ido a vivir a la ciudad de los rascacielos para buscar el amor, algo que, según contaba la propia Bradshaw, seguía sucediendo cada día en nuevas mujeres jóvenes.
Pues bien, esta segunda entrega se abre con una divertida y algo nostálgica visión de las cuatro amigas comenzando a vivir en la Gran Manzana a finales de los ’80, a la que sigue una curiosa sorpresa: la boda de la pareja más insospechada de toda la larga lista de personajes de la serie.
Un divertido film, sin complicaciones
En resumen, se trata de una divertida película, quizás más indicada para chicas (a juzgar por la proporción de féminas en la sala que hacía sentirnos, a los pocos hombres que allí nos encontrábamos, como un dato puramente anecdótico).
Ciertamente, esta película, como su predecesora, resultan un producto más indicado para (casi) todos los públicos, a diferencia de la serie, más irónica y más cargada de escenas eróticas muy muy subidas de tono, pero en Hollywood no podían permitirse tener malos datos de taquilla.
Por cierto, en todo el argumento, ni rastro de la maternidad de Carrie, tema de especulación durante todos estos meses en que se supo que se estaba rodando la segunda parte.