Hacía tiempo que no publicaba un artículo sobre el sencillo día a día. Por fin puedo hacerlo.
Ayer por la mañana, tras levantarnos bastante pronto (a pesar de ser domingo) y después de desayunar viendo un capítulo de la bizarra serie de televisión «Chef Rubio«, nos pusimos en contacto por LINE con Mana.
Después de más de dos días de advertencias (en todos los medios de comunicación) de un temporal de nieve y frío, nos parecía un poco arriesgado desplazarnos en el Charger hasta Madrid (básicamente porque no tenemos cadenas y porque el coche es poco manejable en condiciones de hielo y nieve).
Mana ya nos había dicho que quería quedar con nosotros en la capital del reino de España, aunque no lo teníamos nada claro.
Pero al ver en televisión, nada más acabar de desayunar, que el clima estaba cambiando a lluvioso, y leer en twitter:
Señores del tiempo… ¿Dónde está mi nieve en el centro de Madrid?
decidimos contactar de nuevo con Mana, quien nos dijo que quería quedar en Madrid, salvo que fuera una gran molestia.
Nos vestimos con lo primero que pillamos, y salimos pitando hacia Madrid.
El viaje fue tranquilo. La nieve era poco más que escarcha a los lados de la carretera y en las faldas de las montañas.
A las 14:00 estábamos en la estatua del oso y el madroño, en plena Puerta del Sol, justo la hora y el lugar en que habíamos quedado con Mana, que apareció a los pocos minutos, como siempre, divina de la muerte.
Dado que ninguno de nosotros es experto en Madrid, decidimos buscar un lugar para comer algo y pensar en un plan.
El lugar elegido fue Lizarrán, un divertido bar de tapas de la calle Preciados. Los camareros eran super agradables y divertidos, y las tapas nos gustaron.
Después, seguimos caminando hasta la Gran Vía, con la intención de ir a un Starbucks (el de Callao estaba lleno).
Ya en la puerta, cambiamos de planes.
Como tenía pensado ir después de compras a Las Rozas Village, se lo comenté a Mana y, viendo su vivo interés, decidimos ir inmediatamente, para aprovechar las pocas horas de luz que quedaban.
Encontrar un surtidor de GLP justo en Las Rozas fue una gran suerte.
Ya en Las Rozas Village, fue divertido ir de compras. Mana se decidió por un precioso jersey gris de Ralph Lauren y, justo antes de volver a Valladolid, también por una camisa con rallas rosas y blancas.
Pilar acabó comprando una botas Diesel chulísimas.
Las tiendas estaban llenas de extranjeros; sobre todo de chinos y rusos. Pero eso no fue una sorpresa, pues algo así sucedía cuando fuimos en octubre del año pasado a La Roca Village, cerca de Barcelona.
A eso de las 7, salimos de vuelta hacia Valladolid, ya de noche y con un clima que se fue haciendo más y más lluvioso a medida que nos acercábamos a nuestra ciudad.