Teníamos mejores expectativas respecto a la película que vimos ayer.
Ayer por la noche, decidimos ver «The Open Road» (2009), una película que conseguimos hace muchos meses (quizás años).
Sinopsis
Una joven promesa del béisbol (Justin Timberlake) recibe el encargo de su madre enferma (Mary Steenburgen) e ingresada en el hospital, de ir a buscar a su padre (Jeff Bridges), separado de ella muchos años atrás. Y es que su madre se niega a entrar en quirófano sin poder hablar antes con el padre de su hijo.
Pero es que el padre del protagonista, al que hace años que no ve, es una leyenda del béisbol excéntrica y con una vida disoluta.
La película narra el viaje que realizan el chico, su padre y su ex novia y buena amiga Kate Mara, y en el que Timberlake tendrá que intentar reconciliarse con su padre, decidir que hacer con su vida profesional, y averiguar si lo que le une a Kate Mara es más que amistad.
Una road movie de manual
Estamos ante una road movie que cumple todos los estereotipos del género: coche llamativo, viaje trascendental y carreteras variopintas.
Sin embargo, la suma de elementos no siempre da el resultado esperado.
Y es que, esta película es plana, previsible y nada sensible, aunque sí bastante sensiblera.
Un reparto muy desaprovechado
Mientras la veía, no podía creer que fuera tan plana. Pilar, sin embargo, piensa que no está mal.
Considerando el reparto y el argumento, pienso que esta película podría haber sido mucho mejor de lo que es. El resultado es mediocre. Y me da la impresión de que no solo lo pienso yo, pues esta película no llegó a estrenarse en los cines españoles, a pesar del gancho de tener como protagonista a una estrella mediática como Timberlake. Y ahí está el problema.
Justin Timberlake quiere crecer
Justin Timberlake busca cambiar la imagen. Se nota su esfuerzo por ser considerado actor; y además, un actor serio. Pero la realidad es que, al menos en este film, queda como una pulga al lado de un elefante al compartir protagonismo con Jeff Bridges.
A Timberlake todo esto le queda muuuy grande.
Hubiera sido mejor que su papel lo interpretara alguien con más experiencia y encanto, como Matt Damon, por poner un ejemplo.
Si no existiera ninguna otra película con esos elementos, estaríamos ante una gran película, pero es que este esquema está ya muy visto si no se mejora de alguna manera.
En resumen: una película para ver, pero solo una vez.