Ayer por la noche vimos una película mítica.
Se trata de «Blade Runner» (Ridley Scott, 1982), hasta hace bien poco, mi película favorita (ahora cada vez me es más difícil decantarme por un solo film).
Sinopsis
Como se explica al comienzo del largometraje, a principios del siglo XXI, la poderosa Tyrell Corporation desarrolló un nuevo tipo de robot llamado Nexus, un ser virtualmente idéntico al hombre y conocido como «replicante«.
En el espacio exterior, los replicantes fueron usados como trabajadores esclavos en la arriesgada exploración y colonización de otros planetas. Después de la sangrienta rebelión de un equipo de combate de Nexus-6 en una colonia sideral, los Replicantes fueron declarados proscritos en la Tierra bajo pena de muerte.
Los replicantes de la serie «nexus-6» eran superiores en fuerza y agilidad, y al menos iguales en inteligencia, a los ingenieros de genética que los diseñaron y crearon.
Brigadas de policías especiales, con el nombre de Unidades de Blade Runners, tenían órden de disparar a matar si veían a cualquier replicante invasor. A esto no se le llamó «ejecución», se le llamó «retiro».
Un futuro decadente
La película arranca en noviembre de 2019 en una ciudad de Los Angeles muy diferente a la que conocemos actualmente, donde sus calles se encuentran constantemente atestadas de muchedumbres multirraciales, con especial preeminencia de japoneses, y con un extraordinariamente lluvioso clima que apenas deja ver un cielo poblado con decenas de enormes rascacielos de inmensas proporciones, llenos de pantallas publicitarias y neones chillones algo difuminados por vapores, que casi pueden cortarse con un cuchillo, procedentes de la polución y los negocios de comida rápida al aire libre.
Vida limitada a cuatro años
Rick Deckard (Harrison Ford), retirado de su antiguo trabajo como Blade Runner, es llamado a la actividad de nuevo por Bryant (M. Emmet Walsh), su antiguo jefe, tras el asesinato de un oficial de Blade Runners a manos de uno de los cuatro nexus-6 que acaban de fugarse. El comando de replicantes lo forman Roy Batty (Rutger Hauer), Leon Kowalski, Zhora (Joanna Cassidy) y Pris (Daryl Hannah).
Bryant también le explica que al modelo nexus-6 se le ha añadido una característica «de seguridad»: su vida está limitada a cuatro años como salvaguarda contra su desarrollo emocional inestable.
Deckard es acompañado por Gaff (Edward James Olmos) a la Tyrell Corporation para comprobar que la prueba Voight-Kampff funciona con los modelos Nexus-6. Ahí, Deckard descubre que Rachael (Sean Young), la joven secretaria de Tyrell (Joe Turkel) es una replicante experimental, con recuerdos implantados que le permiten contar con una base emocional…
Una obra maestra de la ciencia ficción
Estamos ante una verdadera obra maestra del cine en general, y de la ciencia ficción en particular.
Tan solo esta película es motivo suficiente para que su director, Ridley Scott, pasara a la historia por dibujar una megalópolis asfixiante y mestiza, con un ambiente decadente e industrial, donde el peligro proviene de unas criaturas humanoides, genéticamente diseñadas, que presentan ansias de ser inmortales.
La acción, tan poética; la tragedia, tan lírica; las imágenes, tan oníricas e hipnóticas; los personajes, tan reales… ¿qué mas se le puede pedir a un largometraje?
Posiblemente Tim Burton tomara algunos apuntes sobre la estética de esta película para crear su Gotham particular en Batman (son muchos los que afirman que el ambiente del barrio de Shinjuku, en Tokio, es la forma más real en la que hoy día puede vivirse la atmósfera de Blade Runner, especialmente en una tarde noche lluviosa…)
¿Tiene algo que ver Philip K. Dick?
Se ha dicho siempre (y así me comentó mi tía Martina cuando yo era pequeño) que esta película es una adaptación que hizo Ridley Scott de la novela de Philip K. Dick «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?«, y sin embargo, el director jamás leyó ni una sola novela de ese autor. Esa y otras curiosidades puedes leerlas aquí.
Versión del director
En 1992 se re-estrenó en todo el mundo un «director’s cut» (montaje del director), según la idea original de Ridley Scott que, como principales diferencias eliminaba la narración en off de Rick Deckard, añadía una secuencia onírica con un unicornio y suprimía el final feliz de lla nave viajando a través de las montañas impuesto por la Warner tras los resultados de un «test de pantalla» (exhibición limitada ante un público que opina) antes de su estreno original.
Predicciones
En la película se observan con claridad las predicciones populares de los años ’80, donde se creía que Estados Unidos sería sobrepasado económicamente por Japón, un país enormemente pujante en la década de los ’80, lo que se refleja en el dominio de la cultura y publicidad japonesa en la ciudad de Los Ángeles de 2019.
La película hace un uso intensivo de los ojos y las imágenes manipuladas, como llamadas de atención sobre la realidad y la capacidad de percibirla.
La Banda sonora corre a cargo del genial compositor griego Vangelis.
Un film recomendado para los amantes de la ciencia ficción, necesario en toda buena filmoteca e imprescindible en la historia del cine.
Por cierto, el romántico discurso de un agónico Rutger Hauer fue totalmente improvisado por él tras escribirlo la noche antes en el hotel. Se lo sugirió a Ridley Scott, que aceptó encantado, pues en el fondo no le caía bien Harrison Ford, e intentaba ridiculizarle en cada escena, y robarle protagonismo:
Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad?. Eso es lo que significa ser esclavo.
Yo he visto cosas que vosotros no creeríais… atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán… en el tiempo… como lágrimas en la lluvia… Es hora de morir.
Actualización del 18 de octubre de 2010:
En este blog podéis encontrar un curioso análisis de la ciudadanía en Blade Runner.