Ayer llegó a nosotros la noticia de que Pagani descarta diseñar y fabricar un superdeportivo eléctrico.
Lo mejor de todo es el titular con el que publicaban la noticia el diario MotorPasion.com:
Pagani no hará coches eléctricos: «Carecen de emoción y la energía que utilizan no se produce de forma sostenible»
De ese modo, Pagani es la primera empresa valiente que da un paso al frente y se postula contraria al coche eléctrico, uno de los pilares de la destructiva ideología woke.
Coches de combustión y carburación: resistiendo a una guerra invisible
El último V8
Llevo más de dos años recordando con nostalgia un videojuego que podría calificarse de visionario.
Se trata de «The Last V8» («el V8 definitivo»), un dificilísimo videojuego que se publicó en el año 1985 para ciertos ordenadores de la época, básicamente de 8 bits: el Commodore 64, el Commodore 128, la familia Atari 8-bit y los Amstrad CPC.
El argumento del videojuego es el siguiente:
Estamos en el año 2008 y el mundo ha sido devastado unos años antes por una gran guerra nuclear que ha dejado pocos supervivientes.
El protagonista ha sobrevivido durante años en un búnker subterráneo de investigación militar, donde ha estado trabajando en el diseño de un coche especial, «el V8 definitivo» al que hace referencia el título del juego.
Construido a partir de un automóvil de la década de 1980, cuenta con un escudo de radiación, está computarizado y conectado de forma remota a la base, y puede alcanzar velocidades de hasta 410 km/h.
El protagonista tiene autorización para explorar la superficie terrestre a bordo del V8 en busca de supervivientes, pero tiene que regresar rápidamente a la seguridad del búnker, porque todavía hay ojivas nucleares que explotan periódicamente.
¿Qué nos depara el futuro?
Lo de ese videojuego viene a cuento de que hace tiempo que pienso que en pocos años seremos auténticos rebeldes del sistema quienes sigamos circulando con nuestros coches de motor térmico, especialmente quienes tenemos un coche de gran cilindrada.
Como en las películas de Mad Max, veo que unos pocos seguiremos circulando con nuestro viejo y ruidoso coche de gasolina (o diesel) por lugares desérticos en busca de más combustible y disfrutando de la libertad que la inmensa mayoría de la sociedad aborregada decidió regalar, como dice el Gobierno, en beneficio del medioambiente.
Actualización del 27 de julio de 2022
Acabamos de conocer, gracias al canal de Telegram de Alvise Pérez, la siguiente noticia:
¿Se entiende ya por qué desde la UE llevan años intentando impulsar el coche sostenible y CONECTADO?
Tal y como llevo casi dos años diciendo, el coche es el mayor símbolo de libertad de nuestra sociedad.
Quienes quieren controlarnos, quieren que dejemos de usar los coches (de ahí las limitaciones y prohibiciones cada vez más disparatadas) o que, si lo usamos, sepan en todo momento dónde vamos y qué hacemos.
