Ayer por la noche volvimos a ver una interesante y relativamente desconocida película.
Sinopsis
«Kalifornia» (Dominic Sena, 1993) cuenta el viaje que Brian (David Duchovny) y Carrie (Michelle Forbes), dos yuppies un tanto obsesionados con la figura de los asesinos en serie, deciden realizar por varios pueblos y ciudades a lo largo del país, hasta llegar a California, para luego escribir un libro sobre ello.
Carrie se dedica a hacer las fotos mientras Brian es el escritor y el que está más obsesionado con analizar las mentes de los criminales en serie. Su objetivo es determinar cuál es el motivo por el cual una persona se convierte en asesino en serie; qué le diferencia de las personas normales.
En su plan de viajar por los sitios en los que vivió y asesinó un famoso psicópata, la pareja decide buscar a un par de personas que les acompañen y compartan con ellos el gasto de combustible.
En una especie de metáfora de cazador cazado, la película se irá tornando más y más inquietante en cada momento.
Road movie con tintes de psicothriller
Estamos ante una road movie en toda regla que, sin embargo, huye de algunos clichés del género (aunque cae en otros). Una película que recuerdo haber visto anunciada en el cine y que, desde el primer momento, me resultó interesante por su estética.
En esa época, tras el impresionante éxito, un par de años antes, de la película «El Silencio de los Corderos«, seguida de «Instinto Básico«, se acuñó el término «psicothriller« para definir este tipo de cine. Probablemente el autor pensaba en incluir a esta película en el género.
La fotografía y la puesta en escena son impecables aunque, tras ver el anuncio promocional, esperaba que se desenvolviera en ambientes más fríos, sucios y oscuros, como la precursora y ya citada «El Silencio de los Corderos» o la que el propio Brad Pitt rodaría dos años más tarde, «Seven«.
Reparto
Michelle Forbes, una desconocida actriz, realiza un trabajo bastante decente como pareja de Duchovny en la ficción, sobre todo en los momentos más tensos.
La pareja que acompaña a los protagonistas es la formada por Brad Pitt y Juliette Lewis, pareja sentimental en aquel momento, y que encarnan a Early y Adele, una pareja de escasa inteligencia y vida un tanto alejada de la sociedad.
Aunque es el inexpresivo canadiense David Duchovny el que lleva el peso de ser el protagonista, en un momento de máxima popularidad gracias a protagonizar la exitosa serie «Expediente X«, es Brad Pitt el que atrae todo el interés y se convierte en la gran revelación a pesar de que, por entonces, era poco más que una cara bonita que había adquirido notoriedad en su aparición en «Thelma y Louise» un par de años antes.
Papeles así demuestran que Brad Pitt es un actor con muchos registros, lo cual explicaría su posterior éxito creciente en films de tan diverso estilo.
Por cierto, ese mismo año 1993, Pitt hacía una corta pero divertida aparición en la magnífica e impresionante «Amor a Quemarropa«.
En cuanto a Juliette Lewis, el papel parece escrito a su medida: chica inocentona de pasado turbio que vive sin separarse de su pareja pase lo que pase, un registro que volvería a repetir (seguramente por su buen trabajo aquí) un año más tarde en la violenta «Asesinos Natos«, entre otras.
Banda sonora ecléctica y ruidosa
La extraordinaria banda sonora es, por motivos que no alcanzo a entender, imposible de encontrar en los canales habituales de descarga de internet. Tampoco recuerdo haberla visto en las estanterías de las tiendas de música.
Una banda sonora que, además del score del magnífico Carter Burwell podemos escuchar temas de una selección bastante heterogénea de bandas que van desde el country y sonidos sureños de Sheryl Crow al rock más duro, entre las que destaco el tema «Unfulfilled» de la banda, de efímera existencia, QUICKSAND, de notable regusto grunge.
El argumento pretende enviar un mensaje sobre la violencia de las sociedades actuales, despojando los homicidios de todo el glamour que habitualmente le imprime el cine de Hollywood.
Una entretenida película en la que, quizás, flojea un poco su incoherente y relativamente previsible final, con zona de pruebas nucleares incluida.