Ayer por la noche volvimos a ver un clásico del cine policíaco.
Los psicothrillers, ¿un nuevo género?
La película en cuestión era «Instinto Básico» («Basic Instinct«, 1992), dirigida por el controvertido director Paul Verhoeven.
Todavía recuerdo el día en que fui a verla al cine. En esa época, la película fue toda una revolución mediática (y casi social) tanto por el alto y explícito nivel erótico de algunas escenas como por el guión.
Justo unos meses antes, se había estrenado la película «El Silencio de los Corderos» y la crítica poco especializada comenzó a hablar de un «nuevo» género, el «psichothriller«.
Obviamente, se trataba de otra de esas estúpidas etiquetas que suelen acuñar los que hablan mucho de algo de lo que realmente saben muy poco.
Instinto Básico es, en realidad, una película de intriga o, si se quiere, policíaca, de las de toda la vida, muy al estilo, dicho sea de paso, de las de Alfred Hitchcock. De hecho, parece algo más que una casualidad que la cinta esté ambientada en San Francisco. ¿Tal vez un homenaje de Verhoeven al creador de «Vértigo» o «La Ventana Indiscreta«?.
Sinopsis
La película comienza al estilo de «Psicosis«: con una primera escena impactante que no desvelaremos.
El agente Nick Curran (Michael Douglas), que atraviesa un mal momento personal y que acaba de rehabilitarse de su adicción al alcohol y a las drogas, recibe el encargo de vigilar a Catherine Tramell (Sharon Stone), principal sospechosa del asesinato de Johnny Boz, antiguo cantante de rock y propietario de un nightclub de San Francisco, en su cama.
A partir de ese momento, se gesta una lucha interna del policía, que se va viendo arrastrado por Catherine Tramell, quien le va convenciendo de que es inocente, mientras le enfrenta con sus compañeros de trabajo y con sus relaciones personales, gracias a la tensión sexual que se genera entre ambos.
Punzón de hielo y cruce de piernas
Al final, tras casi dos décadas, en el subconsciente colectivo han quedado grabadas las imágenes de un punzón de hielo y un cruce de piernas. Realmente, en mi caso, que solo la ví en el cine, al volver a verla ahora puedo decir que la película no ha envejecido muy bien. Lo que recordaba como sobresaliente y que sigue siendo apabullante es la banda sonora, a cargo del genial Jerry Goldsmith.
Pero en su estreno, la película consiguió uno de los grandes taquillazos mundiales de la época, además de una larga lista de películas que, en todo o en parte, copiaban la fórmula (sobre todo en lo referente al título porque, ¿cuántas películas se titulan con adjetivo+sustantivo?).
El trío Douglas-Stone-Tripplehorn
Michael Douglas, del que se dijo que posteriormente al rodaje sufrió un problema de adicción al sexo, lleva a cabo un buen trabajo. Sharon Stone, actriz que he de reconocer que no me gusta ni física ni profesionalmente (aunque su papel en «Casino» es genial) está creíble, aunque algo sobreactuada. Quizás su físico contó más en esa época que su interpretación.
El resto del reparto, poco más que simple relleno (al estilo de la época), exceptuando a la interesante e intrigante Jeanne Tripplehorn.
Si se busca una película más subida de tono y más intrigante, quizás es mejor acudir a un éxito posterior de Michael Douglas: «Acoso«.
¿Influencias de Hitchcock?
Como ya comentamos antes, hemos observado una más que casual similitud entre «Instinto Básico» y algunos de los films del mítico director de cine Alfred Hitchcock.
Para empezar, es conocida la obsesión de Hitchcock por las actrices rubias. Tal vez la elección de una rubia como Sharon Stone no es meramente casual.
Al igual que en «Psicosis» (1960), «Instinto Básico» comienza con una violenta escena (ya icónica) en los primeros minutos de metraje.
Pero no solo la violencia, sino el arma utilizado (un cuchillo o un punzón de hielo) resultan demasiado similares.
Incluso las escaleras del apartamento del protagonista nos recuerdan demasiado a las de la torre de «Vértigo«.
En cuanto al rodaje, los sucesivos movimientos de cámara y travellings, técnicas que el propio Hitchcock dominaba y utilizaba con profusión porque defendía que el mismo plano transmitía más dramatismo si se rodaba con determinados movimientos de cámara, pueden verse en la película de Verhoeven.
En fin, muchas casualidades.
Localizaciones impresionantes
En cuanto a las localizaciones, la película fue rodada casi íntegramente en San Francisco, ciudad de la que el director parece no querer mostrar casi nada salvo el edificio Transamerica, aunque para mí, la mejor localización de la película es la de la casa de la playa de Catherine Tramell, una lujosa mansión a orillas del Pacífico, en la legendaria Big Sur de Jack Kerouac y Henry Miller.
Está ubicada muy cerca (a menos de 10 millas) del famosísimo Puente Bixby, icono del Big Sur, por lo que se llega a ella recorriendo la Ruta 1 del Pacífico, hasta la exclusiva urbanización de lujo Carmel Highlands.
Esta impresionante vivienda, ubicada en el 162 de Spindrift Road, fue también el escenario de rodaje del primer film de Clint Eastwood como director, «Escalofrío en la Noche» («Play Misty For Me«, 1971), donde puede verse claramente que está a orillas del mar pero no tiene acceso a ninguna playa.
Sin embargo, en «Instinto Básico» crean la ilusión de que sí tiene acceso a la playa que, en realidad, es Garrapata State Beach, situada a 2,4 millas al sur de la casa. Una playa muy frecuentada por surfistas.
Obviamente se trata de una vivienda de lujo que alcanzó un precio de 4,5 millones de dólares la última vez que se vendió.
Actualización del 10 de julio de 2016:
Ayer por la noche volvimos a ver esta película y hemos decidido incluir un apartado comparando este film con el estilo de Hitchcock porque encotramos numerosas similitudes.
También incluimos un mapa con la ubicación exacta de la casa de la playa de Catherine Tramell; un lugar impresionante.