Hace unos pocos fines de semana, estuvimos viendo uno de los grandes clásicos del cine juvenil de los ’80, Los Goonies.
En medio de la película decidí ponerme un momento al ordenador para investigar algo más sobre el pueblo en el que se desarrolla la acción.
Pues bien, se trata de un pequeño pueblo costero de Oregón, al noroeste de Estados Unidos.
De repente sentí que el corazón comenzaba a latirme con fuerza ante la idea de que pudiéramos llegar a visitar este pueblo.
A primera vista, aunque difícil, parece posible, ya que parece existir alguna combinación razonable de transporte público (autobús).
El pueblo parece más bien pequeño, y la popular «casa de los goonies» parece estar a las afueras del pueblo, como en un sitio elevado y un poco alejado.
A Pilar la idea le ha parecido bien, aunque un poco loca. No me extraña.
En realidad, todavía es un sueño que, a su vez, forma parte de otro sueño más grande: un viaje por el oeste de los Estados Unidos, con boda en Las Vegas incluída.
En fin, seguiremos soñando…
