Keanu Reeves vuelve a la gran pantalla, en un papel muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados.
Ayer por la tarde vimos «Dueños de la calle» («Street Kings«, 2008), una película que han emitido por televisión un par de veces hace unos días y que decidimos conseguir puesto que está protagonizada por Keanu Reeves, un actor que, a pesar de los altibajos en su carrera, nos ha encantado siempre.
Por cierto, existe una segunda parte protagonizada por el actor maldito Ray Liotta, pero son tan malas las críticas de esta secuela que, aunque también la hemos conseguido, de momento no la veremos.
Sinopsis
Tom Ludlow (Keanu Reeves) es policía de Los Ángeles muy experimentado, pero que actualmente está pasando el peor momento de su vida tras la muerte de su mujer.
Sus métodos de trabajo rozan la ilegalidad en algunos casos, y en otros, simplemente la ocultan. No es un policía limpio, pero en realidad, todo su departamento trabaja de una manera bastante sucia.
Un compañero suyo, envidiando su popularidad, decide denunciarle ante asuntos internos. Entonces Ludlow, muy enfadado, decide ajustar cuentas pegándole una paliza. Pero en ese momento, se ve envuelto en el asesinato de un policía.
Una trama sobre polis malos y polis peores
«Dueños de la calle» entra en la «trastienda» de la policía y nos cuenta una historia de mucha intriga en la que nos encontramos polis malos y polis peores. Aunque no desvelaremos nada más del argumento porque es precisamente el no saber nada lo que ha hecho que nos gustara tanto.
La trama está salpicada de escenas de mucha acción llenas de crudeza y realismo, y el director se ha ahorrado los rellenos hollywoodienses que tanto nos cabrean, como los momentos sensibleros o los ratos de cama gratuitos.
El reparto es tremendo: Keanu Reeves, un afeitado Hugh Laurie, Chris Evans, Forest Whitaker, y hasta un John Corbett casi irreconocible.
Como escribió Richard Corliss en la revista «Time», aunque no es un gran película, sí es una «peli de Keanu Reeves» bastante «cool».
El coche de Keanu Reeves
Y el coche del protagonista. Ese precioso cochazo. Sí, lo habéis adivinado: se trata de un maravilloso Dodge Charger SRT negro de 2006 (parece que últimamente nos persigue este modelo de coche por todas las películas que vemos…)