Acabamos de ver el final de la «Trilogía México«.
«El Mexicano» («Once Upon a Time in Mexico«, 2003), dirigida por Robert Rodríguez, es la conclusión de la «Trilogía México«, a la que pertenecen también «El Mariachi» y «Desperado«.
Sinopsis
Sands (Johnny Depp), un peculiar agente de la CIA, es destinado a México con la misión de mantener la estabilidad del país. Cuando se entera de que Barillo (Willem Dafoe) planea asesinar al presidente de México por medio del general Márquez (Gerardo Vigil), busca al legendario personaje de «el Mariachi» (Antonio Banderas), para que le ayude. Pero el mariachi, primero, debe saldar una cuenta de sangre con Márquez.
La lógica continuación de la «Trilogía México«
Tras haber visto las dos películas anteriores que forman esta trilogía, y viendo la evolución que iban mostrando, no podíamos esperar más de esta tercera.
De nuevo, festival de estereotipos en un envoltorio de cine de serie B. ¡Ojo!, no estamos diciendo que sea mala (aunque sí mediocre); simplemente, se trata de un film dirigido a un determinado público.
No obstante, de las tres películas, ésta es la más floja. Y ello porque el ritmo del film va decayendo, y porque la escena final, con todo ese barullo provocado por una revuelta con tintes de golpe de Estado, se vuelve tediosa e insustancial.
Al igual que las producciones de Tarantino, buen amigo del director, destaca el reparto de actores y la selección de temas musicales.
Si en «Desperado» el tema principal era «La canción del mariachi«, en este caso el tema elegido para sonar durante todo el film es la super clásica «La Malagueña«, uno de los temas más clásicos del mariachi y, posiblemente, un guiño a la patria chica de Antonio Banderas.
Apartado técnico
En el apartado técnico, debemos decir que la fotografía es impresionante, y nos ha recordado a la ya legendaria «Abierto hasta el amanecer«. Por otro lado, destacan los efectos especiales, muy logrados, aunque tan abundantes, que barroquizan el resultado.
Un reparto sobresaliente
Pero, si algo sobresale y merece la pena ser comentado es el reparto.
Por suerte, el protagonista sigue siendo Antonio Banderas (no habría soportado otro cambio de actor).
Definitivamente, Rodríguez busca crear una nueva leyenda mexicana que, en este caso, os ha recordado mucho a El Zorro.
Además, nos ha hecho especial ilusión que aparezca en el film Enrique Iglesias, como mariachi amigo del protagonista. La verdad es que queda muy bien y le da, irónicamente, un mayor toque español a una película que habla de México (lo que hace pensar que esta película es más española que mexicana, salvo que pienses que España está en México…).
Sin embargo, uno de los pesos pesados del reparto (y seguramente el gancho para hacer taquilla), Johnny Depp, nos parece que, al igual que en otras de sus películas, sobreactúa sin tener demasiada gracia. Quizás pudo ser el fichaje más caro de Robert Rodríguez, pero nos parece que su personaje sobra totalmente en la trama.
Dentro del reparto, destaca la presencia de Danny Trejo, cuyo personaje acababa acribillado a balazos en apenas un minuto en la película anterior. Pero es que Trejo es mucho Trejo, y había que volver a contar con él.
El malo malote es Willem Dafoe, que no convence apenas, sobre todo si lo comparamos con su papel en «Spiderman«.
Por cierto, Pedro Arméndariz haciendo de Presidente mexicano es lo que nos quedaba por ver.
Por último, no podemos olvidarnos del gracioso cameo de Mickey Rourke o del pequeño papel de Eva Mendes, que no es una actriz de mi gusto, pero aquí, la verdad, sale muy bien.
En resumen, un flojo final para una inconstante trilogía que parece ser un homenaje, profundamente estereotipado, aunque no exento de encanto, del director a su país natal.