Como todos los años, ayer por la noche volvimos a ver «Atrapado en el Tiempo» («Groundhog Day«, 1993).
Fue a principios de 1996 cuando mi hermano pequeño me recomendó ver esta película argumentando que era muy divertida y que estaba realmente bien hecha. De hecho, hay que reconocer que el script de esta película es fabuloso (a la altura de películas como «Regreso al Futuro II«).
Desde entonces, se ha convertido para nosotros en una de esas películas de nuestra colección que salvaríamos en un incendio.
En un canal de televisión de Pittsburgh, trabaja Phil Connors (Bill Murray), un vanidoso y cáustico hombre del tiempo que, por cuarto año consecutivo, es enviado a cubrir el evento de El Día de la Marmota, que se celebra en un pueblecito cercano a Pittsburgh, Punxsutawney.
Una nevada les obliga a quedarse en el pueblo hasta el día siguiente.
Por motivos que no se detallan, el presentador se ve atrapado en el pueblo junto con su equipo de grabación, el cámara Larry (Chris Elliot) y la realizadora Rita (Andie McDowell).
A partir de ahí se desarrolla una magnífica película que te mantiene pegado al sillón con las diversas situaciones que va viviendo (y repitiendo) el meteorólogo mientras va cambiando poco a poco su forma de ser, aunque sin caer en la obviedad, la moralina ni la sensiblería.
Al comienzo de la película, Phil Connors nos ha recordado mucho a otro de los papeles que representó unos años antes, el del malvado e insensible director de televisión Frank Cross de «Los Fantasmas Atacan al Jefe» («Scrooged», 1988), o quizás al burlón cazafantasma pero, desde luego, muy diferente al protagonista de «Lost In Translation«.
En la historia se entremezclan diversas coincidencias irónicas como el hecho de que el protagonista, meteorólogo de televisión, tenga que cubrir la noticia de una marmota meteoróloga, que una nevada que el propio meteorólogo no supo predecir les retenga en Punxsutawney, que el protagonista tenga se llame igual que la marmota o que se vea atrapado en un pueblo que odia y que, al final, acabará amando.
La película tuvo una templada acogida en los cines en España y pasó sin pena ni gloria por los videoclubs durante la década de los ’90, siendo escasamente programada por los canales de televisión. Sin embargo, en los últimos años, coincidiendo con nuestra celebración casera del día de la marmota, parece ser que la película (y la fiesta de Punxsutawney) están adquiriendo más y más popularidad; algo que no sabemos explicar, aunque creemos que puede deberse a la proliferación de blogs sobre noticias y tradiciones curiosas, así como por lo que nosotros denominamos, el «efecto goonies«, es decir, la revisión de una película más o menos antigua, por las nuevas generaciones o por las generaciones coetáneas que redescubren un pequeño tesoro que en su día obviaron.
El argumento es, quizás, uno de los más explotados de la historia del cine. No nos referimos al carácter romanticón de la película, sino al bucle de situaciones, o al menos, eso es lo que parece al consultar las conexiones que la base de datos IMDb tiene referenciadas a la película.
A nosotros, la película (sobre todo el detalle del reloj despertador) nos recuerda a otra que es realmente alucinante: «12:01«.
Si nunca has visto la película, ¿a qué estás esperando?